Tips, Información y Noticias

¿Cierras las apps para

¿Cierras las apps para "ahorrar batería"? Apple y Android tienen algo que decirte

Finalizar todo no va a hacer que tu batería dure hasta mañana.

Los móviles tienen un punto débil: la batería. La tecnología li-on (ión de litio) que nutre el epicentro de nuestras vidas no avanza al mismo ritmo que el resto de los componentes. Se estima que su capacidad de mejora progresa a un miserable ritmo de un 10% al año. Y tiene límites. Mientras, las pantallas cada día son más potentes, contamos con más memoria, procesadores más poderosos y un número creciente de conexiones extra -la revolución en curso: que puedas pagar con el móvil y olvidarte de la tarjeta-. Todo eso tiene que beber de un paquetito, tu batería, que no puede con todo.

Cerrar aplicaciones puede ser peor para la batería

Cuando, digamos, alternas entre Whatsapp y el navegador, de ahí pasas Snapchat y revisas luego un rato Instagram para dedicarte después a escaparatear un rato en Amazon, es posible que te entre cierto TOC falso: “hay que cerrar lo que no estoy usando, todo lo que tengo abierto me chupa batería”. Respuesta corta: no lo hagas, no ahorra nada. Respuesta media: “puede que sea peor”, y no lo decimos nosotros, sino uno de los máximos responsables de Android: "podría empeorar [el rendimiento] levemente (...)".

Respuesta larga aunque simplificada: la gente que hace los móviles es muy consciente de que la batería es esencial. Así que hace tiempo que cambiaron la forma en la que funcionaba la multitarea: todo lo que no estás usando en ese momento se “congela”, se queda con sus recursos asignados a la espera de que decidas recuperarlo. Si cierras las apps para volver a abrirlas segundos después, lo que estás haciendo es obligar al móvil a descargar esos recursos, volver a cargarlos, “abrir” de nuevo la aplicación… Y todo eso tiene un coste. 

¿Desactivar el wifi por la calle? Sólo si sabes a dónde vas

La teoría nos dice que si tu móvil está todo el rato buscando señales wifi te va a durar poco. Pero, es otra de las cosas en las que hemos mejorado. Tu móvil es bastante receptivo desde hace un tiempo, así que mientras no intente conectarse automáticamente -que, por seguridad, es algo que no quieres hacer nunca- a cualquier wifi abierta que pille, su estado latente no consume en exceso. Y, más importante, puede ayudarte a ahorrar donde menos te imaginas: en las apps de correr, en Google Maps, en todo lo que te geolocalice.

El GPS consume mucho, así que lo que más interesa cuando tu teléfono intenta saber cuál es tu lugar en el mundo es que tarde lo menos posible. Poder detectar las wifis cercanas ayuda bastante a marcar tu posición. Sin wifi, el GPS tiene que hacer más trabajo y, a la larga, devorar más batería. Ya que estamos, la navegación por voz es mucho más útil que mirar un mapa. Puede que te sientas un poco imbécil con una voz en tu oreja diciendo “GI-re a la de-RE-cha, en CIN-co ME-tros”, pero es algo que consume muchísima menos batería que estar mirando a esos dos millones de píxeles de tu pantalla, cada uno de ellos chupando electricidad 60 veces por segundo. Los cascos (por cable, el Bluetooth también te odia), son la mejor manera de usar la geolocalización y no quedarte al 3% en un par de horas.

Las redes sociales gastan mucho más de lo que piensas

“Pero… Pero si Twitter son 140 caracteres”. Ay, y Facebook consiste en desetiquetarse de las fotos de los padres. Qué fáciles eran las cosas hace dos años. No, el problema actual se llama “autorreproducción de vídeo”. Cada vez que pones tus ojos sobre un post en una red social que permita vídeo, éste se carga automáticamente. Por defecto. Cosa que no sólo devora datos que es un primor, sino que se lleva la batería aunque el vídeo no te interese.

Si recorres tu muro o tu timeline y te topas con seis o siete vídeos, vines y monsergas que vas dejando atrás segundo a segundo tu móvil va a intentar cargarlos todos, uno detrás de otro. Sin parar. A todos los efectos, el estado actual de las redes sociales (Facebook presume de que se ven más de 8.000 millones de vídeos diarios en su red, gran parte de ellos vía móvil) es casi el equivalente a estar metido en Youtube sin parar: una tragedia para el trocito de li-on que tiene que alimentar tu móvil. ¿Cómo arreglar eso? Pues entrando en tu perfil y desactivando la opción, convirtiendo esos vídeos automáticos en imágenes que sólo se activarán si tú decides darles con el dedo. En Facebook, en Twitter, en Instagram... Si te sientes mínimamente cómodo, puedes especificar que la autorreproducción sólo se desactive cuando estés con datos. Estar conectado a wifi sugiere casi siempre que hay un enchufe cerca.

FUENTE: RevistaGQ